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Algunos apuntes que tal vez a alguien puedan ser útiles.

martes, 28 de enero de 2014

Quiero ser madre.

Ya estoy más cerca de los cuarenta que de los treinta y tantos años. Eso hace que la mayoría e la gente piensen inmediatamente que soy infértil, o que mi pareja lo es. La verdad es que no tenemos la menor idea de si tenemos o no posibilidad de engendrar hijos biológicos y nunca nos ha llamado la atención eso de “tratar”. Pertenecemos a la mentalidad de que el sexo no es solo para reproducirse.

Quiero ser madre, compartir con mi hija la experiencia que me han dado mis errores, el tiempo que pueda, el conocimiento que ella quiera, acompañarla a leer, aprender con ella lo que es maquillarse, gritar juntas en campo abierto, regañarla, consentirla, discutir acerca de si comeremos en casa o fuera, ser su conejillo de indias, vigilarla de lejos cuando esté con sus amigas, discutir con sus maestros, desvelarme, preocuparme, cantar con ella, renegar de su música, amenazar a su novio, buscar con ella los materiales de la escuela, ver escuelas, jugar con ella. Quiero lo único que no sabré si será un sueño o una pesadilla hasta que suceda. 

Dicho esto, y después de que algunas personas me acusan de que no respeto el deseo de mi marido de ser padre, lo que vuelve a ser un chantaje bastante barato porque desde tiempos de mi tatartatartaaaatarabuela los hombres dejan sus genes desperdigados y generando problemas sin que por eso sean padres de tanto crío. Me dicen que no puedo afirmar que quiero ser madre cuando no quiero pasar por la etapa del embarazo (donde realmente se da el amor materno) y por los primeros meses y años del hijo en cuestión. 

He visto entre mi propia familia, leído noticias, y hablado con suficientes madres biológicas, además de estudiado el tema desde muchos artículos científicos como para poder reírme desde ese punto. Los meses de embarazo a muchas las “pesca de sorpresa” el miedo a que la sociedad las rechace cuando son antes del sacrosanto pedazo de papel (y rito y fiesta) que los define como matrimonio (verdadera pareja) ha hecho que rechacen durante varios meses de ese “dichoso” hijo sorpresa.

Por supuesto que esos meses son el proceso para adaptarse a la idea de que la vida ya cambió, que se producen hormonas que aceleran la empatía hacia el no nacido, que la gente hace cuanto puede por animar a la mujer (y burlonamente consolar al hombre, admitan el sexismo en esas fiestas y conversaciones) y que al notar la criatura tan vulnerable que sale de ellas el instinto materno aflora.

Solo dejaré enlaces de un caso que sirve como el cuervo blanco de esa teoría. Una chava que estudió docencia. Puede notarse que habla de lo que ella siente en el cuerpo, no se la responsabilidad que estaba por asumir con otra persona.  







Volviendo a lo que digo de querer ser madre.

Me avisan que adoptar es muy complicado, que hay mucha gente interesada y muy pocos bebés disponibles. Mi compañero sonríe nervioso porque sabe bien, como cualquiera que revise el blog, que llevo años sabiendo lo complicado que es adoptar. De hecho el blog fue creado para ayudar a que quienes viven con esa idea, al igual que una, tengan al menos un referente entre los muchos que pueden encontrar en internet. La persona e la conversación ficticia que les narro siendo el resumen de muchas tenidas estos años, insiste en que es más fácil engendrar, que se requieren menos documentos y tiempo de espera.

“Es que no se parecerá a ustedes”.

“Es que deberían por lo menos intentarlo”.

“Es que tal vez ustedes piensan que no tienen oportunidad, pero capaz que el hijo les nace después de  adoptar y ya no lo quieren igual”.

“Es que pues, no es lo mismo”.

Esas y otras variantes de la misma necedad se repiten mientras mi compañero busca cambiar el tema, toma soda, café, cerveza, agua ¡Lo que sea! Con tal de tener pretexto para quedarse callado y me mira con la advertencia de que la persona que trata de convencernos no tiene las neuronas suficientes para entender que los bebés crecen.

Y que yo quiero adoptar una niña. Al decirlo no me refiero a su género (o diría hembra) sino una niña, alguien ya con años de vida, definiciones propias de muchas cosas y una personalidad que ya está en pleno desarrollo.

“Entonces te quieres ahorrar todas las dificultades de tener un bebé. Eres una floja que no quiere batallar”.

En este punto, mi lenguaje cambia a según la supuesta confianza que le tenga a la persona. Que para ese momento ya le digo (mentalmente la mayor parte de las veces) pendeja.

 Adoptar es tan fácil como pasar un examen socioeconómico, uno psicológico, que un extraño investigue tu vida, tus amistades y familiares, que entre a tu casa para ver si dispones del espacio suficiente, de los elementos dignos, del tiempo y el respeto que tener un hijo exige. Tan tranquilo como ser vigilado durante cerca de un año para ver si en verdad puedes ser legalmente el padre de la persona desconocida que te presentarán y tendrán bajo observación desde ese instante hasta que los convenzas.

Adoptar es tan fácil que debes ir a cursos, prepararte para tener un psicólogo cerca que te asesore acerca de los problemas sin resolver que vengan en esa caja de Pandora que llamarás “tu hijo” y al que deberás  proteger de todos los prejuicios y traumas que la gente que los rodea puedan tener.

Adoptar es tan fácil que por eso no hay niños que han crecido esperando tener una familia lo más parecida posible al ideal.

A estas alturas, mi marido ya se fue a lavar su vaso, servirse otra cosa o ver si la mosca voló a la cocina o la recámara o el patio. Sabe que viene el comentario más idiota, el que me obliga a quedarme callada de rabia y tristeza y que hace que la mayoría de esa gente se vaya satisfecha de su sagacidad. Pues llevo más de diez años de matrimonio.

Si quisieras ser madre. Ya tendrías a tu hija. 


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, me identifico mucho contigo, me faltan un par de años para llegar a los cuarenta y todavía no he formado una familia, no porque no quiera sino porque no he tenido la oportunidad de hacerlo. Hace un año me hice unos exámenes médicos y ya no tengo posibilidades de concebir, ya es muy tarde para mí, al menos en tu caso esa posibilidad aún existe. Tengo fé y se que en el momento indicado tendré mi propia familia, no será fácil, pero creo mucho en Dios y sé que para Él no hay imposibles. Mientras tanto sigo adelante sonriendole a la vida y a luchando ante las adversidades. Mi hij@ del corazón llegará cuando tenga que llegar y le daré todo el amor y los cuidados que se merece.

Alyana dijo...

Gracias por tu comentario.

Nunca me interesó saber si podía o no ser madre biológica. Aunque entiendo lo difícil que es pensar en que "te pierdes" una etapa importante.

Como decía mi abuela "Dios sabe lo que hace" aunque nosotros como meras personas no logremos entenderlo.

Ojalá pronto me vuelvas a escribir, pero ahora para platicarme lo maravilloso que es tener un hijo con quien vivir.

¡Bendiciones!